Luego ya en casa, nos esperaba las minipizzas y el queso con atún y soja de Tere y las patatas aliñadas del que suscribe. La verdad es que el Pisco Sour triunfó de nuevo y Diego y Luis no
dejaron vaso lleno ni plato sin lamer. Todo un éxito Tere. Escuchamos un poco de música, charlamos y terminamos con la piscola de Alto del Carmen, salvo Luis que optó por tomarlo con puro hielo. Antes de terminar de dormirnos, nos metimos en un par de taxis y directos al Kilkeny. El local esta pero que muy bien, típico irlandés, el único que he visto así en Buenos Aires. Diego, con su legendario arrojo y adicción a pedir las cosas sólo por el nombre de la carta, supo lo que era un ruso blanco. Yo preferí la Guinness, valor seguro y ya hacia tiempo que no la tomaba.Para rematar la noche, como no, Rey Castro. Está relativamente cerca y era ya la hora apropiada (las 2) para encontrarlo en su máximo apogeo. Por primera vez me vi haciendo cola a la puerta. Sólo yo me atreví con chile y la salsa, lo que cuesta mantener el pabellón alto con estos dos.
La noche terminó tres o cuatro horas después, agotados de bailar, más sobrios y con bastante sueño.
No hay problema. Mañana es domingo y lo más peligroso que hemos planeado es la feria de libro.
_castroking_


1 comentario:
Bueno... ya veo que vas escribiendo un poco, aunque tu comentario del 29 de abril salga un 6 o un 7 de mayo... Pero no me voy a quejar porque es mi problema si me asomo a tu blog y solamente mi curiosidad por leerte la que a veces me pide novedades... ;)
Así que gracias por meter algo más y me alegro de que olvides curros y estreses para contarnos cachitos de ocios y buenos ratos...
Ya te queda muy poco allí y veo que estás disfrutando más y agobiándote menos.
BA es una ciudad genial para ir averiguándola y que hagas de guía de los que tenemos que volver y nos descubras sitios, mola...;)
Un beso...
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